Si quieres elegir un pescado fresco debes tener en cuenta algunos detalles importantes:
- Los ojos: unos ojos saltones y brillantes son sinónimo de frescura, nunca compres peces con los ojos hundidos, pupila gris y córnea lechosa.
- Las agallas y las escamas: las agallas deben verse rojas y fuertes, que se resistan a abrirse. Las escamas deben llamar la atención por lo reluciente.
- El olor: Tampoco admitas género con olor rancio o a amoníaco. El olor natural del pescado debe ser siempre a mar y algas.
- La carne: la carne tiene que ser firme, translúcida, con superficie elástica y lisa. No te lleves a casa un pescado de carne flácida, opaca o rugosa.
Qué sucede con el pescado congelado
Existen bolsas isotermas especiales para congelados que aseguran que no se rompe la cadena de frío. La presencia de escarcha sobre el envase de pescado congelado indica que en algún momento se rompió la cadena de frío, por lo que el pescado congelado ha perdido calidad.
Al llegar a casa, los congelados se pueden conservar en el congelador, o en el refrigerador si se van a consumir en menos de dos días.
A la hora de descongelar el pescado, se hará en el refrigerador y no a temperatura ambiente ni sumergiéndolo en agua.
Los pescados magros y planos congelados se conservan más tiempo (aproximadamente 6 meses) que los más grasos. Estos últimos no admiten bien la congelación porque durante el proceso la grasa se enrancia y altera el sabor y aspecto del alimento.